Los y las docentes llevábamos ya bastantes años viviendo en una especie de caos educativo al que nos costaba ver salida cuando ha llegado esta situación extraordinaria que nos está tocando vivir para dejar al sistema sin traje, desnudo como el emperador, y con todas sus miserias al aire. Roser Batle nos hacía ver ya en 2012 que el sistema social, político, educativo en el que se desarrollaba nuestra actividad docente había tocado fondo. Para entonces algunos de nosotros y nosotras habíamos descubierto que la calidad de la educación no residía en la memorización de los contenidos y que el objetivo de la educación tenía que ser formar personas competentes. Hoy también empezamos a darnos cuenta de algo que ella ya nos avanzaba entonces, que las habilidades y las competencias (digital y aprender a aprender, entre otras) no son suficientes para formar personas buenas que participen en una transformación social que en el momento actual se nos revela imprescindible. Porque, como afirma B...